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La IA no esperará, los trabajadores tampoco deberían hacerlo

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8 abril, 2025“La Inteligencia Artificial no forma parte de un futuro lejano; ya está dando forma al presente. La cuestión es si los trabajadores y las trabajadoras tendrán voz y voto en cómo transforma su futuro”, expresó Kan Matsuzaki, secretario general adjunto de IndustriALL Global Union.

No hace mucho, un astillero de desguace de buques incorporó un nuevo asistente para mejorar la seguridad. No era otro colega más, sino un robot llamado Spot, una herramienta impulsada por IA capaz de patrullar áreas de trabajo, detectar fugas de gas invisibles al ojo humano y monitorear equipos pesados.

Yakarta, Indonesia, 04/09/2022: Perro robot amarillo, apto para la detección industrial y la operación remota. Mini robot de seguridad Spot. Shutterstock, Hendra Yuwana

Lo que distinguió este despliegue fue el proceso que tuvo detrás: el sindicato participó activamente en su desarrollo. Se consultó a los trabajadores y se atendieron sus preocupaciones. En este caso, la tecnología se moldeó para servir a las personas, no para reemplazarlas o quitarles poder.

Esto es lo que queremos decir cuando hablamos de una Transición Justa. No se trata de rechazar la innovación, sino de garantizar que esté alineada con los derechos, la seguridad y la dignidad humana.

En toda nuestra red mundial de afiliados, estamos recibiendo inquietudes sobre la introducción de la IA, que a menudo se lleva a cabo sin diálogo, garantías ni responsabilidad. La gestión algorítmica, la vigilancia digital y el control del rendimiento basado en datos ya no son solo conceptos teóricos, sino que están cambiando el trabajo. Además, con demasiada frecuencia, lo hacen de una manera que desdibuja la línea entre la eficiencia y la explotación.

Estos efectos tienen consecuencias importantes. Las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los empleos relacionados con la IA y los propios sistemas a menudo reflejan y refuerzan las desigualdades existentes. Un estudio descubrió que el 44 % de los sistemas de IA mostraban sesgos de género, mientras que una cuarta parte exhibía sesgos tanto de género como raciales. En muchos países de bajos ingresos, solo el 20 % de las mujeres tienen acceso a Internet. No es solo una brecha digital: es una exclusión estructural de la economía del futuro.

Los sindicatos no solo deben exigir sistemas de IA con perspectiva de género, sino también fomentar activamente el acceso de las mujeres y las personas de género diverso a puestos digitales y técnicos. Si se permite que la IA evolucione en un espacio donde las mujeres están ausentes, las desigualdades quedarán integradas en su código.

En esencia, se trata de algo más que tecnología. Se trata de gobernanza, inclusión y responsabilidad. ¿Quién definirá las reglas? ¿Quién se beneficiará de la riqueza que genera la IA? ¿Quién asumirá los costos?

“Estas son preguntas clave para los sindicatos”.

En IndustriALL, estamos respondiendo con cuidado y compromiso. Dirijo nuestro Grupo de Expertos en Industria 4.0, que reúne a afiliados, expertos y representantes de la juventud para desarrollar un marco integral de políticas sobre IA. Nuestro enfoque se basa en experiencias reales: escuchamos a los y las trabajadoras, recopilamos datos de nuestros afiliados y damos prioridad a cinco áreas concretas: l transparencia algorítmica, el desarrollo de competencias, la salud y la seguridad en el trabajo, la redistribución de la riqueza y el poder de sindicalización.

Comité Ejecutivo, Ginebra, 2024

En 2024, nuestro Comité Ejecutivo inició su primer debate estratégico sobre la IA. En junio de este año, debatirá y adoptará la política general de IndustriALL en materia de IA. Este será un momento histórico, no solo para nuestra organización, sino para todos los trabajadores que se enfrentan a las incertidumbres del cambio algorítmico. También estamos celebrando foros juveniles, promoviendo la igualdad de género en la transformación digital e identificando estrategias sindicales concretas que ya han dado resultados. Se trata de garantizar que los trabajadores y trabajadoras no sean meros observadores en la transición hacia la IA, sino participantes activos y cocreadores de sus resultados.

Al reflexionar sobre mi propio país, Japón, a veces me pregunto por qué la conversación sobre la IA se siente tan diferente allí. Después de estar fuera durante más de 14 años, me doy cuenta de que Japón ha integrado de forma silenciosa y constante las tecnologías de IA en la vida cotidiana. Aunque las empresas no están adoptando las nuevas tecnologías con gran rapidez, parece que se están involucrando en la sociedad de forma más deliberada, cultivando la confianza pública y el consenso social en torno a estos cambios. En la actualidad, Japón tiene una de las tasas de desempleo más bajas del mundo, inferior al 3 %, y no ha experimentado el mismo tipo de disrupción generada por la IA en otros lugares.

Esto también puede deberse al envejecimiento de la población y a la reducción de la mano de obra en Japón, lo que crea tanto presiones para automatizar como aceptación social de las tecnologías de apoyo, especialmente en los sectores del cuidado, la logística y los servicios.

¿Se debe esto al ritmo cultural, a la cautela estructural, a las realidades demográficas o a una integración más profunda de los valores sociales en el cambio tecnológico? Aún no lo sé. Pero creo que ofrece lecciones importantes sobre cómo abordar la transición a la IA a nivel mundial, con intención, inclusividad y firmeza.

Si usted pertenece a un sindicato y se está preguntando cómo responder a la IA, quiero asegurarle que el movimiento sindical ya se ha enfrentado antes a momentos de intensa transformación. Desde la época de la industrialización hasta la era digital, nuestra fuerza siempre ha radicado en nuestra capacidad para organizarnos, exigir justicia y poner los valores humanos en el centro del cambio industrial.

La IA no debería ser una nueva fuerza que decida sobre su futuro sin su conocimiento o consentimiento. Debe negociarse. Debe ser transparente. Debe implementarse con la dignidad humana como principio innegociable.

No podemos permitirnos esperar hasta que se aceleren las pérdidas de empleo, se profundicen las brechas de género o se tomen decisiones fuera del alcance de la participación democrática. El momento de actuar es ahora, a través de la negociación colectiva, el diálogo social y una solidaridad mundial renovada.

Llevemos la misma claridad de propósito y fuerza colectiva a esta nueva frontera.

Porque, aunque la IA puede estar impulsada por datos, su impacto es profundamente humano. Asegurémonos de que, en este próximo capítulo de cambio industrial, ningún trabajador o trabajadora se quede atrás.