24 diciembre, 2021El 22 de diciembre, la muerte de al menos tres mineros de jade en un deslizamiento de tierra en Hpakant, Myanmar, puso de manifiesto la urgencia de poner fin a las prácticas mineras inseguras y proteger la vida de quienes trabajan en ellas.
El deslizamiento de tierra ocurrió en medio de fuertes lluvias durante la temporada de monzones. 70 mineros de jade fueron arrastrados a un gran estanque minero y, hasta ahora, los rescatistas han encontrado los cuerpos de tres de ellos.
En 2020, más de 160 mineros de jade perdieron la vida en otro deslizamiento de tierra en Hpakant. Los estudios demuestran que estos deslizamientos fueron causados principalmente por las prácticas mineras inseguras implementadas por las empresas del sector.
Según un informe de Global Witness, la suspensión de la licencia de la mina de jade en 2016 por parte del gobierno de la Liga Nacional para la Democracia (LND) no había logrado resolver los problemas principales como el dominio de las empresas vinculadas al ejército en la industria, la corrupción multinivel y los conflictos armados en la región.
Dada la suspensión de la licencia y el vencimiento de las licencias existentes en marzo de 2021, las empresas mineras abandonaron la práctica de transportar los desechos de la mina a los vertederos designados por las autoridades.
En cambio, arrojaron los desechos en el sitio. En consecuencia, las pendientes de la mina se volvieron inestables y se formaron grandes estanques de relaves.
Los recolectores de jade artesanales, las víctimas más frecuentes de los deslizamientos de tierra en las minas, buscan día y noche rocas de jade en los relaves. Durante los últimos cinco años, en el marco de la situación incierta que siguió al vencimiento de las licencias mineras, se ha duplicado la cantidad de recolectores de esta piedra, en su mayoría migrantes de otros estados.
El informe de Global Witness también expuso el flujo financiero de la industria de la minería de jade en beneficio de la junta militar de Myanmar.
En 2016, Myanmar Economic Holdings Limited, de propiedad militar, controlaba 600 licencias de extracción de jade a través de filiales. Las empresas están vinculadas a dirigentes de la junta militar como Than Shwe, Ohn Myint, Aung Thaung y Maung Maung Thein.
El actual presidente del consejo administrativo del Estado, Min Aung Hlaing, quien tomó el poder en el golpe de Estado de febrero, recibió un pago de dividendos por 250.000 dólares en 2010-2011. Su hijo, Aung Pyae Sone, supuestamente se ha beneficiado de la minería ilegal y la importación de dinamita en la zona de Hpakant.
Kemal Özkan, secretario general adjunto de IndustriALL, declaró:
“El círculo vicioso de la minería insegura debe terminar y se debe proteger la vida de los trabajadores. Es necesario imponer prácticas sólidas en materia de seguridad. Sin embargo, esto no puede lograrse bajo el régimen militar, que se beneficia de las prácticas inseguras actuales. El Gobierno de Unidad Nacional debe convertirse en el gobierno legítimo de Myanmar para continuar con las reformas implementadas por el gobierno de la LND en 2016.
Es crucial que un gobierno elegido democráticamente desmilitarice la industria de la minería de jade, implemente normas sólidas en materia de seguridad industrial y acabe con la corrupción a nivel sindical, estatal y regional”.
Imagen: Deslizamiento de tierra en una mina de jade de Myanmar en 2015