20 diciembre, 2012La 18ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP18) ha preparado su tediosa vía hacia su nada sorprendente conclusión con la adopción de un débil conjunto de decisiones conocidas como la ”Puerta del Clima de Doha”. Es el momento de evaluar esa Puerta y de determinar dónde estamos.
Cuando se asiste a reuniones de la COP, se tiene la sensación de visitar una realidad alternativa. Como un dilatador impenitente, la Puerta de Doha pospone las decisiones difíciles. La ciencia es clara, y el peligro, inminente, en contra de la impresión creada en los medios de información, particularmente en América del Norte. Entre 1991 y 2012 ha habido 13.950 artículos sobre el clima revisados por homólogos. De ellos, sólo 24 rechazan el calentamiento global.
Científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático nos informan de que con una acción significativa en los próximos tres a seis años todavía se podría mantener el calentamiento global dentro de los dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales que se consideran manejables. Ahora bien, la diferencia entre la acción prometida actualmente y el nivel de ambición necesario para controlar la situación sigue creciendo. Si la acción se demora más allá del período 2015-2018, el futuro de nuestros hijos dependerá de tecnologías no demostradas o que aún no existen. Cuanto mayor sea la demora más difícil y onerosa, y peligrososa, será la tarea.
Un posible punto de acción en un futuro cercano es el próximo debate en la OIT sobre Empleos verdes y desarrollo sostenible previsto para junio de 2013, que puede ser el comienzo de un diálogo sobre una norma de la OIT o un instrumento sobre Transición justa.
En conclusión, hay dos peligros potenciales para el movimiento sindical. Uno, naturalmente, es que con la inacción no se evitará el catastrófico cambio climático.Los ricos se las apañarán bastante bien, sin duda, pero la clase trabajadora y los pobres del mundo serán los más afectados. La otra (que puede o no acompañar a la primera) es que los pueblos del mundo se despierten de repente ante el peligro y que, en su pánico, acepten cualesquiera medidas, por draconianas que sean, para ”arreglar” las cosas. En ese escenario, decenios de trabajo del movimiento sindical y de otras ONG con conciencia social para incorporar consideraciones de normas sociales, normas laborales, derechos humanos, empleos sostenibles, trabajo decente, y Transición justa en el debate sobre el medio ambiente se darán por perdidos, ante el pánico de hacer algo – cualquier cosa – para abordar la catástrofe que se avecina.
La razón de que la COP18 se recuerde como menos controvertida que, por ejemplo, la COP15 o la COP17, no es que haya realizado más, sino que las expectativas fueran tan bajas, para empezar. Es tentador decir que en los procesos de las COP nunca se alcanza el objetivo, pero es el único marco que existe para las negociaciones sobre el clima mundial, y para abandonarlo habría que crear otro. Y eso lleva tiempo, un tiempo que no nos podemos permitir. Como dijo Laura Martín Murillo, de SustainLabour, ”este foro también nos pertenece, como ciudadanos de este planeta, pertenece a los movimientos ecologiastas y de desarrollo y a los movimientos sindicales que han ayudado a crearlo”. Nos corresponde a todos los ciudadanos ejercer presión sobre los gobiernos para hacer lo correcto; y no sólo una vez al año, cuando se celebran las reuniones de la COP.