25 abril, 2018A pesar de la crisis experimentada por Glencore en 2015, que estuvo a punto de llevarla a la quiebra, en la actualidad las acciones de esta empresa han alcanzado un excelente precio en los mercados mundiales: la empresa acaba de publicar los mejores resultados que jamás había conseguido. Este éxito se debe en buena parte a su dominio de las fuentes de suministro de cobalto, mineral esencial que se utiliza en la fabricación de baterías para teléfonos inteligentes y automóviles eléctricos. Los precios del cobalto están subiendo y Glencore controla el suministro a través de sus operaciones masivas en la República Democrática del Congo (RDC).
Texto: Walton Pantland
Cuando IndustriALL Global Union visitó la RDC en febrero de 2018 para reunirse con los sindicatos locales en las minas de Glencore, la compañía negó el acceso a sus operaciones, fuerzas de seguridad intentaron disolver una reunión sindical en una iglesia, y los organizadores fueron detenidos. ¿Qué está ocultando Glencore?
El año pasado, en los “Papeles del Paraíso” se informó que Glencore había pagado una enorme cantidad de dinero a un comerciante corrupto para obtener intereses mineros en la República Democrática del Congo. Además de su fama como empresa corrupta, sus abusos contra los derechos humanos y la degradación ambiental, el trato que Glencore da a su fuerza de trabajo en la RDC y en más de 150 operaciones en el mundo es un escándalo que no ha recibido la atención que merece.
La compañía emplea directamente a 83,679 personas en todo el mundo, con un total de 145,977 si se incluye a los subcontratados. Glen Mpufane, Director de minería de IndustriALL, señaló:
“Los trabajadores son considerados por Glencore como objetos desechables reemplazables como cualquier otro”.
La fuerza de trabajo de Glencore incluye a los mineros de la mina Oaky North en Australia que fueron víctimas de un cierre patronal que duró 230 días; los trabajadores de CEZinc en Canadá tuvieron que declarar una huelga que duró nueve meses para evitar que la empresa se llevara sus pensiones de jubilación; se perdieron miles de puestos de trabajo debido a la precarización laboral en Zambia; tuvieron lugar una serie de accidentes prevenibles en la mina Cerrejón en Colombia; y las condiciones de trabajo atroces en la RDC.
La campaña de IndustriALL contra Glencore
En la reunión del Comité Ejecutivo de IndustriALL, realizada en Sri Lanka en octubre de 2017, se lanzó una campaña contra Glencore. Esta campaña se inició después de muchos años de intentos fallidos de establecer un diálogo mundial con la compañía para resolver los problemas de los derechos de los trabajadores y las crisis de salud y seguridad en sus operaciones en todo el mundo.
Tony Maher, Presidente Nacional del Sindicato de Trabajadores de la Construcción, Forestales, Minería e Ingeniería (CFMEU), organización australiana afiliada a IndustriALL, hizo uso de la palabra en la inauguración de
la campaña, diciendo:
“Como corporación, Glencore no tiene alma. Es una compañía al estilo de Frankenstein, cosida de partes de diferentes cuerpos desmembrados”.
Glencore es un híbrido, cuyo único propósito es ganar dinero, un coloso corporativo con un dominio total de los recursos mundiales. La compañía ha desarrollado una red extremadamente compleja de 80 o más filiales en cinco continentes, utilizando empresas fantasma, asociaciones empresariales y cuentas extraterritoriales para ocultar transacciones y evadir impuestos, trabajando con intermediarios corruptos para obtener acceso a los recursos.
Los sindicatos que representan a los trabajadores de Glencore en Argentina, Australia, Bolivia, Canadá, Chile, Colombia, la RDC, Alemania, Italia, Noruega, Perú, Sudáfrica, Reino Unido y Zambia se han unido para coordinar acciones contra la empresa: muchos se han enfrentado a la arrogancia e intransigencia de Glencore en sus propios países.
Por su parte, Kemal Özkan, Secretario General Adjunto de IndustriALL, señaló:
“El objetivo de la campaña es controlar al monstruo para evitar que cause más daños. Los sindicatos afiliados a IndustriALL están tratando de realizar negociaciones con la compañía a nivel mundial, con el fin de crear un mecanismo transparente para resolver conflictos dondequiera que se produzcan”.
Perfil de la empresa
Debido a sus antecedentes criminales (su fundador estuvo en la lista de los más buscados del FBI durante casi 20 años) y el constante desprecio hacia la ley que la empresa demuestra, la compañía trata de no llamar la atención y pasar desapercibida. Sin embargo, recientemente, desde que la empresa comenzó su cotización bursátil en 2011, y debido a las fugas de información de los “Papeles de Panamá”, de los “Papeles del Paraíso” y de los emails de Hilary Clinton, ha salido a la luz más información sobre la conducta de la compañía.
La empresa Glencore, que originalmente se llamaba Marc Rich + Co, fue fundada en 1974 por Marc Rich, comerciante belga-estadounidense de materia prima. Antes de Rich, la producción y comercio del petróleo estaban dominados por grandes compañías de reconocido prestigio como BP y Exxon, que establecían acuerdos a largo plazo con gobiernos estables. Rich llegaba a zonas de conflicto con dinero prestado, haciendo tratos con funcionarios para comprar el petróleo directamente. Rich trajo dos grandes innovaciones al mundo del comercio de las materias primas: desafiar leyes internacionales y usar el apalancamiento (negociar con dinero prestado y revender con ganancias) para adueñarse de mercados rentables.
La fortuna de la compañía se basaba en la evasión de impuestos y sanciones: Rich desafió los embargos comerciales internacionales para hacer negocios con regímenes parias de toda tendencia política, incluidos Irán durante la crisis de los rehenes, Libia bajo Ghaddafi, Chile bajo Pinochet y el apartheid de Sudáfrica. Rich también hizo tratos con Kim Il Sung de Corea del Norte, Slobodan Milosevic de Yugoslavia, Ferdinand Marcos de Filipinas, y con Sani Abacha en Nigeria, a través de Gilbert Chagoury, quien fuera condenado por lavado de dinero.
A Rich no le importa de dónde provenga su riqueza, afirmando que como consecuencia de su violación del embargo de la ONU a Sudáfrica logró sus negocios “más importantes y más rentables”.
En la década de 1980, Rich trabajó con el servicio secreto israelí, Mossad, para establecer un oleoducto secreto para vender petróleo iraní a Israel. En 1983, Rich fue acusado en los EE. UU. de evasión de impuestos, fraude, comercio con el enemigo y por llevar a cabo negocios ilegales. Prófugo de la justicia, y, durante casi dos décadas, en la lista de los diez más buscados por el FBI, huyó a Suiza.
A pesar del polémico indulto que le concedió Bill Clinton en su último día en el cargo en 2001, la sede de Glencore permanece en el cantón de Zug en Suiza. A pesar de ser la compañía más grande de Suiza, y el número 16 en la lista Fortune Global de las 500 compañías más grandes del mundo, Glencore prefiere no llamar la atención.
En 2011, la compañía empezó su cotización, figurando en tres bolsas: Londres, Hong Kong y Johannesburgo. La cotización bursátil de la compañía le obligó a someterse a un mayor grado de escrutinio, de manera que en la actualidad se informa más sobre los negocios de Glencore. En el prospecto de la compañía se informa claramente sobre su estrategia de realizar operaciones en contextos volátiles y de alto riesgo.
Laura Carter, Encargada Regional de IndustriALL América Latina, ha tenido mucha experiencia con Glencore:
Glencore se beneficia de la miseria de los demás. Es un ogro con pies de bailarina, que aprovecha con nítida precisión la escasez y las catástrofes.
El modelo comercial que aplica la empresa involucra pedir dinero prestado para comprar participaciones mayoritarias en materia prima, influyendo en el precio y potencialmente logrando grandes ganancias. Al principio, Glencore se dedicaba principalmente a la comercialización del petróleo, pero luego pasó también a negocios relacionados con el carbón, zinc, cobre, plomo, níquel, ferroaleaciones, hierro, aluminio y productos agrícolas.
Al ver los beneficios de controlar la producción además del comercio, en 1990 Glencore comenzó a invertir en la compañía minera Xstrata. En 2013, Glencore se fusionó con Xstrata, que ya era la mayor empresa de minería de carbón del mundo, y adquirió varias operaciones mineras importantes.
La compañía se ha introducido en las cadenas de suministro de materia prima, controlando la extracción inicial además del procesamiento y la logística de valor agregado; adquirió una participación mayoritaria en minas, terminales de carbón y buques de carga, refinerías, fundiciones y bodegas. Glencore también se introdujo en el campo de la agricultura, comprando acciones en granos, aceites, algodón, azúcar e instalaciones de almacenamiento.
El modelo comercial de Glencore, pidiendo dinero prestado para realizar negocios casi le llevó a la bancarrota en 2015 debido a la baja mundial del precio de las materias primas, que la dejó vulnerable y abrumada de deudas.
Desacato a la ley
En 2015, Glencore recibió una multa en Sudáfrica por haber suministrado carbón de mala calidad a la empresa de servicios públicos Eskom; luego, en 2017, el gobierno de Ghana acusó a la empresa de importar y revender ilegalmente productos derivados del petróleo.
En Australia, la mina McArthur River no ha pagado impuestos al gobierno desde su inauguración en 1995, y en 2017, la oficina de impuestos internos dictaminó que Glencore había desviado US$ 190 millones al extranjero con el fin de subestimar sus ingresos gravables. Por otra parte, también se acusó a la compañía de evasión fiscal en Zambia en 2011, y en 2018 el Tribunal de Apelación del Reino Unido confirmó las sanciones contra Glencore por evasión de impuestos.
La empresa filial Xstrata enfrenta una demanda en el Reino Unido por supuestamente haber pagado a la fuerza policial del Perú para atacar a manifestantes. En 2017, London Metal Exchange aplicó a Glencore una multa de US$ 1,4 millones por falsificar documentos de almacén.
La filial Katanga en la RDC fue demandada tanto en Estados Unidos como en Canadá por dar información falsa a los inversionistas.
La compañía también tiene fama por acoso a los gobiernos, después de demandar a Bolivia y Colombia a través del sistema de arreglo de diferencias relativas a Inversiones, y préstamos respaldados por petróleo para controlar los recursos en Chad, dejando al país en una crisis financiera.
Para garantizar fuentes de financiamiento más sostenibles y de largo plazo para los negocios relacionados con las materias primas, Glencore ha comenzado a crear asociaciones con fondos estatales de capital soberano, como Qatar Investment Authority (QIA), que es propietario del 8,2% de las acciones de Glencore. En 2017, QIA y Glencore adquirieron un 19,5% de Rosneft, empresa estatal rusa del sector de la energía. Otros fondos soberanos, como los de Noruega, los Emiratos Árabes Unidos, Singapur y China también han sido importantes inversores de Glencore.
Ivan Glasenberg, Director General de Glencore, es propietario del 8,4% de las acciones de la empresa, vinculando su fortuna personal con la de la compañía.
La red poco transparente de empresas fantasma e intermediarios de Glencore le permite mostrar pérdidas en los países donde extrae materias primas, para luego vender esos productos por una miseria a las filiales en paraísos fiscales.
Derechos humanos y laborales
Se ha acusado a Glencore de abusos contra los derechos humanos en muchos países. Además del caso en Perú, en Colombia, Prodeco, filial de Glencore, está acusada de financiar a un grupo paramilitar durante el conflicto armado del país, entre 1996 y 2006, en un intento de controlar la industria del carbono.
Adam Lee, Director de campañas de IndustriALL, señaló:
“Para Glencore, los trabajadores son productos desechables. En las operaciones en el contexto de Europa, donde existen sindicatos fuertes y regulación firme, con condiciones de trabajo que suelen cumplir con las normas para el sector, Glencore emplea a pocas personas. Sin embargo en muchos otros países, la compañía ha descuidado o atacado cruelmente a su fuerza de trabajo”.
Salud y seguridad
Brian Kohler, Director de salud, seguridad y sostenibilidad de IndustriALL, comentó: “Glencore dice que quiere ser un líder del sector en el campo de la salud y seguridad, informando con orgullo que sólo mató a nueve personas en 2017. Sin embargo, nuestros afiliados en todo el mundo señalan que la empresa tiene una actitud descuidada en lo que se refiere a cuestiones de salud y seguridad”.
En Bolivia, los trabajadores se quejan de que los equipos de seguridad son deficientes. Debido a que se les paga por lo que producen, las regulaciones más estrictas de salud y seguridad reducen la velocidad de producción, conllevando a una reducción considerable de los salarios. Los sindicatos dicen que los trabajadores subcontratados no tienen la capacitación necesaria, lo que produce accidentes fatales. Según el informe anual de Glencore, dos trabajadores murieron en 2017. Después de que un trabajador muriera en la mina San Lorenzo en 2014, la compañía presionó a la fuerza de trabajo, amenazando con cerrar la mina si hay más accidentes.
En agosto de 2017, el sindicato Sintracarbón en Colombia informó
que en menos de un mes se registraron 13 accidentes de trabajo en Cerrejón, una mina de carbón a cielo abierto de Glencore, cinco de ellos en un solo día. Inevitablemente, era sólo cuestión de tiempo para que se produjera una tragedia fatal. El 25 de enero de 2018, Carlos Urbina Martínez murió en un accidente en la mina.
Los problemas en Cerrejón tienen una larga historia. Colombia es otro de los países favorecidos por Glencore que son ricos en recursos, donde se producen muchos conflictos. Ya en 2006 hubo denuncias de corrupción y graves violaciones de los derechos humanos; el sindicato local acusó a la empresa de expropiaciones forzadas y evacuaciones de aldeas enteras para permitir la expansión de la mina, en complicidad con las autoridades colombianas.
Externalización y subcontratación
Al igual que muchos empleadores, Glencore da trabajo temporal a su fuerza de trabajo para evitar responsabilidades, dejando a más de 62,000 de sus trabajadores y sus familias sin la seguridad de un contrato permanente, pensión de jubilación, ni atención médica. En los últimos años ha aumentado la proporción de personal subcontratado en comparación con el número de trabajadores permanentes, a la vez que se reduce el empleo en total.
En 2016, Cerrejón se vio obligada a pagar una multa de US$ 2 millones por uso ilegal y excesivo de subcontratistas. Los sindicatos en Bolivia informan que la empresa emplea a subcontratistas a pesar de que esto es ilegal, y que contrata a trabajadores clasificados como “empleados de confianza” para limitar su derecho a sindicalizarse o a declarar una huelga.
Según el Sindicato de Trabajadores Mineros de Zambia, aproximadamente un 50% de los trabajadores de las minas de cobre Mopani de Glencore en Zambia son temporales; estos trabajadores ganan en promedio menos de un tercio de los salarios de los empleados permanentes. Esto es a pesar de que Mopani afirma que su objetivo es pagar a cada empleado subcontratado el 80% de un salario permanente.
Ruptura de relaciones laborales
Los trabajadores de Glencore se quejan frecuentemente de que la empresa se niega a realizar negociaciones colectivas a nivel central, incluso a nivel nacional, y que no concuerdan los términos y condiciones en las diferentes operaciones de la empresa. Glencore es dueña de varias operaciones en Sudáfrica, donde los sindicatos locales están haciendo campaña para un convenio colectivo a nivel de la empresa.
Aunque Glencore afirma que “Nos comprometemos a trabajar de forma honesta y abierta con los sindicatos en todas nuestras plantas de operaciones y a tratar a todos nuestros empleados con respeto”, la realidad es muy diferente.
En lugar de dialogar de buena fe con los sindicatos como representantes de la fuerza de trabajo, Glencore intenta activamente destruir los sindicatos.
En Australia, los trabajadores de la mina Oaky North de Glencore fueron víctimas de un cierre patronal que duró más de 230 días por resistirse a un plan que tiene como finalidad reemplazar a los trabajadores permanentes por personal subcontratado. En lugar de hacer una oferta justa, la compañía optó por imponer un cierre patronal contra su fuerza de trabajo.
Los trabajadores fueron castigados e intimidados por oponerse a los planes de la empresa. La Fair Work Commission, organismo del estado que se encarga de la labor de mediación en Australia, tuvo que ordenar a la compañía a suspender su vigilancia de los trabajadores, a que levantara su prohibición impidiendo que llevaran camisetas sindicales. Guardias de seguridad privados empleados por la compañía, seguían a los trabajadores y sus familias por toda la ciudad hasta llegar a sus casas y los filmaban en eventos sociales. Los trabajadores dicen que los guardias de seguridad filmaron a sus hijos en el patio de la escuela.
Glencore utiliza a sus empleados como herramientas políticas. En 2017, Copperbelt Energy Corporation, que suministra electricidad a las compañías mineras en Zambia, subió el precio de la electricidad. Mopani detuvo las operaciones y amenazó al gobierno de Zambia con despedir a 4,700 trabajadores, alegando que el alza en las tarifas de electricidad sería terriblemente perjudicial para su presupuesto.
En busca del cobalto: Glencore en la RDC
Tal vez sea la República Democrática del Congo el ejemplo más claro del maltrato que Glencore da a su fuerza de trabajo. RDC, país enorme y frecuentemente anárquico, produce una gama de minerales sumamente valiosos, incluyendo cobalto y cobre. La RDC es clave para la nueva fortuna que Glencore ha acumulado; gran parte del éxito reciente de la compañía depende de sus operaciones en dicho país.
En 2012, se reveló que Glencore adquiere cobre extraído utilizando mano de obra infantil. Desde ese entonces, la empresa ha trabajado intensamente para mejorar su imagen pública pero las condiciones de trabajo siguen siendo terribles para los mineros que extraen algunos de los minerales más valiosos del planeta.
Según lo descubierto en los “Papeles del Paraíso”, Glencore otorgó un préstamo de US$ 45 millones al polémico multimillonario israelí Dan Gertler por su ayuda en la obtención de concesiones de minería de la empresa minera estatal Gécamines por un precio rebajado, lo que le ahorró a Glencore US$ 440 millones.
Glencore pagó a Gertler otros
US$ 960 millones para comprar su participación en las minas. Gertler está vinculado a una serie de acusaciones de soborno y está sujeto a una demanda penal en Suiza. En diciembre de 2017,
el Tesoro de los EE. UU. sancionó a Gertler, señalando que su corrupción le había costado US$ 1,300 millones a la RDC.
Desde que compró las acciones señaladas, Glencore cuenta con unos 15,000 empleados en la RDC, a través de sus filiales Mutanda Mining y Katanga Mining. Tiene la intención de duplicar su producción de cobalto en los próximos años.
Siete trabajadores murieron en Katanga en 2016 cuando se derrumbó la pared de una mina a cielo abierto. En febrero de 2018, una delegación investigadora de IndustriALL visitó las operaciones de Glencore en la zona de Kolwezi donde se descubrió las horrendas condiciones de trabajo. Los trabajadores informan que los tratan como esclavos, enfrentándoles al peligro en el trabajo y exponiendo a sus familias a enfermedades ocupacionales por falta de instalaciones para lavarse en el lugar de trabajo.
Un trabajador comentó: “Cuando regresamos a casa, estamos tan sucios que no podemos abrazar a nuestros hijos”.
La miseria abismal de la región se notaba claramente. El cobalto, esencial para fabricar muchos productos de alta tecnología es muy valioso pero casi toda esta riqueza queda en manos de compañías extranjeras, o desaparece a nivel local debido a la corrupción con la complicidad de compañías extranjeras.
Por su parte, Glen Mpufane señaló:
Nos horrorizó la pobreza desesperada de los habitantes de Kolwezi y la falta de desarrollo e infraestructura. Esto se contrasta dramáticamente con las enormes riquezas de Glencore. Hay una gran ironía en el hecho de que los compradores de automóviles eléctricos, interesados en proteger el medio ambiente dependan de una cadena de suministro basada en el saqueo ambiental y social de Glencore.
Glencore negó el acceso de IndustriALL a los lugares de trabajo y cuando el sindicato local TUMEC realizó una reunión en una iglesia, las fuerzas de seguridad intentaron disolverla y detener a los organizadores.
Es posible producir cobre y cobalto y obtener ganancias respetando a la vez los derechos de los trabajadores. Umicore, con sede en Bélgica, es un competidor de Glencore, que también produce cobalto, litio y otros minerales preciosos.
Sin embargo, esta compañía ha firmado con IndustriALL un Acuerdo Marco Global (AMG) sobre desarrollo sostenible que cubre a 14,000 trabajadores en 38 países. Dicho acuerdo también abarca cuestiones de sostenibilidad ambiental, y la compañía se concentra cada vez más en la extracción de minerales mediante el reciclaje de equipos electrónicos.