11 diciembre, 2013En la ceremonia estatal de las exequias para Nelson Mandela parecía que hasta el cielo estaba de luto. Fue un día gris y sombrío, con un flujo constante de lágrimas desde el cielo que dejaban borrosas las imágenes de las cámaras, cuando un jerarca tras otro, de todo el mundo, rendía homenaje a este gran hombre. Nunca antes se había llorado en todo el mundo la pérdida de un líder, y probablemente nunca se volverá a ver un suceso de esta naturaleza.
Nelson Rolihlahla Mandela, el más grande estadista que jamás se ha visto, es un ícono a nivel mundial, y sin embargo simbolizaba diferentes cosas para diferentes personas. Es símbolo del triunfo, donde un muchacho de una aldea pudo, en su madurez de adulto, cuestionar a un gobierno represivo y cambiar el curso de la historia. Es símbolo de lucha, de organizar al pueblo para promover el cambio político a través de la formación y liderazgo de las estructuras del Congreso Nacional Africano, incluyendo su ala militar Umkhonto we Sizwe. Es símbolo de la valentía: después de haber pasado sus primeros años soportando el acoso y el encarcelamiento, sin embargo, incluso mientras estaba en la cárcel con condena a cadena perpetua, el pueblo se movilizó en su nombre para luchar por la libertad. Es símbolo de reconciliación: a pesar de haber pasado 27 años en la cárcel, salvó un país de un régimen sanguinario y represivo con el poder del perdón. Es símbolo de esperanza: usó su poderosa voz para denunciar la injusticia y el sufrimiento humano, y para promover la paz y el bienestar.
Mandela no siempre fue respetado a nivel universal. Hubo un momento en que los conservadores en Gran Bretaña pidieron públicamente su ahorcamiento, y permaneció en la lista terrorista de EE.UU. hasta el año 2008; fue objeto de desprecio por hablar contra la guerra en Irak, y lo criticaron por haber abrazado a Fidel Castro y por haber reconocido el papel que realizara Cuba en la lucha contra el apartheid; y lo criticaron por hablar en defensa de Palestina, diciendo que la libertad en Sudáfrica era incompleta sin la libertad de los palestinos.
Un gigante político, Mandela seguía siendo un hombre del pueblo. Reconoció el papel que habían realizado los sindicatos para poner fin al apartheid, no sólo en Sudáfrica, sino en todo el mundo. Comprendió que eran trabajadores comunes que protestaron, juntos en solidaridad, quienes crearon las masas para derrotar el apartheid.
Sin embargo, se tuvo que pagar caro por una nueva Sudáfrica. Aunque Mandela creía en los derechos de los trabajadores de prosperar y de vivir una vida digna, debido a la macroeconomía inestable que había dejado el apartheid se tuvo que sacrificar las aspiraciones de la clase trabajadora para lograr estabilidad económica. Sudáfrica, con su nuevo sistema democrático, abocó por el neoliberalismo, basando sus principios en el marco económico adoptado en 1996, la Política de Crecimiento, Empleo y Redistribución. Se ha reconocido en forma muy extendida que esta Política ha afianzado la desigualdad, el desempleo y la pobreza que afectan Sudáfrica en la actualidad.
Sin embargo, Mandela sigue siendo querido y honrado por la clase trabajadora obrera, porque era un hombre de humildad y de principios. Reconoció que la lucha de la clase obrera no había terminado con el amanecer de una nueva Sudáfrica, y alentó a los trabajadores para pedir que el estado rinda cuentas por sus responsabilidades, y para que luchen por un mundo más justo en Sudáfrica.
En 1980, el Sindicato Nacional de Mineros (NUM) otorgó a Mandela el título de Presidente Honorario Vitalicio del NUM. Hoy en día, el NUM está de luto por "Mandela que se ha sacrificado y dedicado toda su vida al bien de los pueblos de Sudáfrica y el mundo: se le echará muchísimo de menos como un ícono mundial, promotor de la paz, e importantísimo defensor de la libertad." Respecto a su fallecimiento, el NUM declaró que Mandela "ha sido una inspiración en todos los aspectos, y en muchas ocasiones motivó a los mineros para tomar en serio la educación, porque creía que gracias a la educación, sus hijos iban a ser dirigentes de las minas."
El Sindicato Nacional de Trabajadores Metalúrgicos de Sudáfrica (NUMSA) dice: "El Presidente Mandela siempre será admirado y adorado por los militantes trabajadores metalúrgicos, luchadores de nuestro país... la vida del Presidente Mandela ha conmovido a muchos sudafricanos, jóvenes y viejos, blancos y negros, porque su vida inspiró nuestras aspiraciones mutuas de lograr una vida de plena igualdad humana, tal como se consagra en la Carta de la Libertad. Muchas generaciones a futuro van a celebrar su destacada contribución a nuestra lucha por la liberación, la libertad, por la democracia y el poder popular.".
El fallecimiento de Mandela se produce en un momento en que hay más que dolor en las oscuras nubes que se han acumulado en el cielo de Sudáfrica. Hay divisiones y desilusión en muchos sectores, sin embargo, el país sigue siendo profundamente democrático. El legado de Mandela es el legado de millones de sudafricanos que han ayudado a crearlo.
NUMSA exige una nueva lucha en su honor: "El fallecimiento del Presidente Mandela marca el final de una etapa política en nuestro camino hacia la plena libertad. Para poder honrar en forma auténtica y plena a Mandela y sus compañeros, la muerte del Presidente Mandela debe anunciar el comienzo de nuestra renovación, intensificando la lucha por soberanía económica plena, por la libertad económica completa de la clase trabajadora y de los campesinos pobres".
Tenemos que mirar al futuro, dice Frans Baleni, Secretario General del NUM: "Al bajar nuestras banderas y celebrar la vida e historia de este luchador, nosotros los sudafricanos debemos reflexionar sobre el legado que nos dejó y el futuro que tenemos que elaborar para las generaciones venideras".
Al rendir homenaje a este gran hombre, uniéndonos al mundo en el duelo por su muerte, IndustriALL le da a Mandela la última palabra, cuando dijo lo siguiente: "He recorrido ese largo camino hacia la libertad. He tratado de no vacilar; he cometido errores en el camino. Pero he descubierto el secreto que después de escalar una gran colina, uno sólo encuentra que hay muchos cerros más que ascender. Me he tomado un momento para descansar, para echar una mirada al magnífico panorama que me rodea, y para mirar hacia atrás la distancia que he recorrido. Pero puedo descansar sólo por un momento, pues con la libertad no se descansa, vienen las responsabilidades, y no me atrevo a detenerme, porque mi larga caminata no ha terminado."
Descanse en paz nuestro gran héroe de la lucha.