19 mayo, 2022La represión parece no tener fin para los dirigentes sindicales en Bielorrusia, y ha habido nuevos ataques diarios contra el movimiento sindical independiente y democrático y la sociedad civil.
El último informe detalla cómo Zinaida Mikhniuk, presa política, activista y expresidenta del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Electrónica, afiliado a IndustriALL, ha sido condenada a dos años de prisión por “insultar a Lukashenko”. El veredicto se considera severo en comparación con otros casos de delitos similares.
Zinaida fue detenida el 25 de marzo después de que registraran su domicilio y la oficina del sindicato, y trasladada a un centro de detención preventiva donde también permaneció durante el juicio. Al menos 20 personas, incluido su marido, trataron de asistir a la audiencia, pero se les negó el acceso.
El día antes del juicio de Zinaida, el dirigente sindical Maxim Poznyakov fue detenido después de acompañar a sus hijas gemelas al jardín de infantes. Poznyakov es presidente del Sindicato Independiente de Bielorrusia (BITU), afiliado a IndustriALL y miembro del Congreso Bielorruso de Sindicatos Independientes. El arresto de Maxim probablemente esté relacionado con que es el nuevo presidente interino del BCDTU después de que ambos líderes del BCDTU fueran arrestados.
Ambos casos son parte de los más de 20 dirigentes sindicales arrestados en abril. Maxim fue el último presidente de los principales sindicatos independientes en ser detenido. En este momento, todos los dirigentes de los sindicatos independientes de Bielorrusia han sido arrestados y posteriormente puestos en libertad, pero se les ha prohibido salir del país o revelar cualquier información sobre su caso, o se los ha considerado delincuentes y han permanecido en prisión, tal como el presidente del Congreso de Sindicatos Independientes de Bielorrusia, Alexander Yarashuk, y el vicepresidente, Sergey Antusevich.
También hay informes que señalan que los profesores y estudiantes miembros del Sindicato Libre de Bielorrusia SPB, afiliado a BCDTU, reciben cada vez más presión por parte de las autoridades para abandonar el sindicato independiente que estas últimas consideran “criminal” y unirse a la Federación de Sindicatos de Bielorrusia, en parte controlada por Lukashenko.