23 enero, 2014Se ha pedido a la gigantesca empresa minera Glencore Xstrata que intervenga para que se readmita a los trabajadores despedidos por formar un sindicato en su filial de Perú, así como para que se tomen medidas para mitigar el escalofriante efecto causado por los despidos.
El secretario general de la IndustriALL, Jyrki Raina, dice: “Las megaempresas como Glencore Xstrata, con sede en Suiza, están cada vez más distantes de las instalaciones que poseen y dirigen, muchas de ellas en países en desarrollo, donde la débil gobernanza ofrece a las empresas montones de oportunidades para tratos turbios.”
The Compañia Minera de Antapaccay, cerca de Cuzco, en Perú, es un buen ejemplo. La empresa ha recurrido a despidos injustificados, la coerción y la injerencia en los asuntos sindicales con el fin de transmitir su mensaje antisindical. No porque la empresa haya hecho muy poco para ocultar su duplicidad sus acciones son menos devastadoras.
Cuando Xstrata asumió el control de la empresa, reclasificó masivamente a 450 técnicos como “empleados de confianza”, simplemente para limitar su derecho a organizarse y a negociar colectivamente y poder despedirlos más fácilmente. Si se hubiera tratado de una verdadera reclasificación los 450 técnicos informarían directamente a su superior sobre cuestiones sustantivas relacionadas con la principal actividad de la empresa: ¡Inimaginable!
Luego, cuando un grupo de empleados decidieron el mes pasado formar el Sindicato de Trabajadores Funcionarios de la Compañía Minera de Antapaccay, como reacción al injusto trato de la empresa, ésta los despidió a todos, alegando simplemente que les “retiraba su confianza”. El hecho de que trabajadores con un historial laboral intachable, en algunos casos con más de treinta años de servicio, fueran despedidos dos días después de crear un sindicato no deja lugar a dudas sobre los verdaderos motivos de la compañía. Nada más claro, pues la dirección les ofreció readmitirlos con la condición de que renunciaran al sindicato.
Después de lograr reducir el número de miembros sindicales, la empresa envió una carta en su nombre pidiendo que se diera de baja al sindicato. La IndustriALL ha pedido a las autoridades laborales que no se dejen engañar: después de todo, ¿qué probabilidades hay de que los ex miembros del sindicato hagan una petición de esta índole, y en forma de una carta conjunta de siete páginas, mecanografiada, citando cuatro textos legislativos diferentes, ¡nada menos!?
Jyrki Raina concluye: “Para el director ejecutivo, Ivan Glasenberg, Cuzco, en Perú, puede parecer muy alejado de la sede de la empresa en Baar (Suiza). Pero Glencore Xstrata debe remangarse ahora e intervenir para garantizar el respeto de los derechos de los trabajadores peruanos reconocidos internacionalmente.”