31 marzo, 2015Después de cincuenta años de régimen militar, Myanmar está en camino para convertirse en una democracia y una nueva fuerza industrial. Los trabajadores están impacientes en su deseo de gozar de una vida mejor, y saben que necesitan tener sindicatos para cambiar definitivamente la situación.
Como Secretario General de IndustriALL, realicé un breve tur en marzo, visitando Asia, incluyendo Myanmar y Vietnam. En estos dos países, el programa fue muy semejante: reuniones con los ministros del trabajo, con nuestros afiliados y organizaciones asociadas, visitas a fábricas de confección de ropa y conferencias de prensa. Hubo que hacer todo muy rápidamente, pero fue muy gratificante.
Les cuento sobre el primer evento al cual asistí en una zona industrial cerca de Yangon, la ciudad más grande de Myanmar. Para el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se reunieron en una sala más de 200 mujeres jóvenes y algunos hombres.
No pudimos salir a marchar por el sol intenso y el calor que alcanzaba 38oC. Nos quedamos en el interior, conversando sobre sindicalización, creación de sindicatos más fuertes, la incorporación de un mayor número de mujeres a cargos de dirigencia sindical, y sobre la atención médica y protección de la maternidad.
Debido a los cincuenta años de régimen militar, no existe una sociedad civil ni clase media en este país de 50 millones de habitantes. En el país también faltan hospitales, clínicas y conocimientos profesionales sobre temas de maternidad y de salud. Pasarán muchos años para construir un nuevo Myanmar.
Sin embargo, estas compañeras, trabajadoras jóvenes y sonrientes, demostraron extraordinaria energía y ánimo por lograr una vida mejor. Ellas entienden que para lograr los cambios que se requieren, tienen que crear sindicatos para unir la fuerza de los trabajadores.
Por su parte, IndustriALL Global Union apoya la sindicalización, capacitación y desarrollo sindical en Myanmar, junto con nuestras organizaciones asociadas, la CSI, ICM y la FES. Desde 2012, se han establecido 1.400 sindicatos locales. Sin embargo, todavía hay un largo camino por recorrer.
En diciembre de 2014, IndustriALL aprobó la afiliación de las federaciones de trabajadores industriales y mineros, la IWFM y la MWFM, que están afiliadas a la central sindical CTUM encabezada por Maung Maung.
Ha sido impresionante el crecimiento de los sindicatos, que hace menos de tres años, comenzaron de cero. Prevén que se va a necesitar una enorme cantidad de capacitación, ya que no hay experiencia en negociación colectiva, ni por el lado de los trabajadores ni por parte de la administración de las empresas. Lo mismo ocurre con las cuestiones de salud y seguridad.
Sin embargo, los trabajadores han aprendido rápidamente. Visité la fábrica de confección Sakura, de propiedad japonesa, situada cerca de Yangon, donde 600 trabajadores, principalmente mujeres, laboran 60 horas a la semana, 10 horas al día, de lunes a sábado.
Recientemente, el comité del sindicato (¡constituido solamente por mujeres!) alcanzó el primer convenio colectivo de esa fábrica. Se logró un aumento salarial de un 18%, con lo que el sueldo más bajo llega a ser US$118 mensuales. No fue necesaria ninguna huelga, pero todos los trabajadores y trabajadoras llevaron brazaletes rojos durante dos semanas como suave advertencia.
A medida que la inversión extranjera aumenta en el sector de la producción industrial, el gobierno está estudiando nuevas leyes laborales, determinando por primera vez un salario mínimo. Le dije al Ministro del Trabajo cuán importante es que este salario mínimo se establezca en el nivel de un salario digno.
El ministro sabía a qué me refería. Se producen cada vez con mayor frecuencia huelgas no oficiales de impacientes trabajadores de las fábricas, que exigen aumento salarial. Una de las pruebas clave que tendrá que enfrentar la nueva sociedad es la resolución pacífica de estas huelgas.
Jyrki Raina
Secretario General