7 diciembre, 2022El derecho a la libertad sindical es uno de los principios y derechos fundamentales en el trabajo de la OIT. Sin embargo, en este momento hay muchas personas en todo el mundo que están en prisión por su afiliación o actividad sindical.
El 10 de diciembre es el Día de los Derechos Humanos, en conmemoración de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU. En este día, recordamos al mundo entero que los derechos de los trabajadores son derechos humanos y volvemos a pedir la liberación de todos los activistas sindicales encarcelados.
La persecución judicial, que puede culminar en arrestos y penas de prisión, es motivo de preocupación para los activistas sindicales de muchos países. Los sindicalistas son defensores de primera línea de la democracia. Debido a que están organizados y arraigados en los lugares de trabajo y las comunidades de la clase trabajadora, no es inusual que sean los primeros en oponer resistencia cuando se ataca la democracia y, por ende, también los primeros en ser perseguidos.
Hoy en día, los Gobiernos opresores y los empleadores que explotan a los trabajadores unen su poder para reprimir a los sindicatos, mientras que se acusa a los activistas de terrorismo y sedición, de ser agentes extranjeros, participar en reuniones ilegales, crear disturbios o destruir la propiedad de la empresa y perjudicar las actividades comerciales.
En algunos países el problema es de particular gravedad. En Myanmar, los sindicatos están prohibidos por ley y más de 60 sindicalistas han sido encarcelados por cargos falsos desde el violento golpe militar de febrero de 2021.
“Exigimos la desestimación inmediata de todos los cargos falsos presentados contra los activistas democráticos recluidos, garantías sólidas del respeto de su salud y seguridad dentro de las prisiones, y su retorno rápido y seguro a sus seres queridos”.
Declaración de Global Unions de octubre de 2022
La Corte Suprema de Bielorrusia ha disuelto de manera efectiva los sindicatos libres e independientes del país. Se ha arrestado a 16 dirigentes sindicales y activistas, algunos están a la espera de un juicio, otros tienen su libertad restringida, y al menos tres han sido condenados a penas de prisión por huelgas de advertencia y difamación del presidente. Además, se han confiscado los activos y los datos de afiliación de los sindicatos.
En noviembre, el Comité Ejecutivo de IndustriALL adoptó una resolución mediante la que condena la disolución de los sindicatos independientes y exige la liberación inmediata de todos los sindicalistas en Bielorrusia.
En Madagascar, un sindicalista está en la cárcel por denunciar las violaciones contra los trabajadores de la fábrica donde trabajaba.
En Irán, actualmente en medio de una ola de protestas a favor de la democracia, los trabajadores que intentan formar sindicatos libres e independientes a menudo terminan en prisión.
El arresto y encarcelamiento de activistas sindicales también es una característica regular de las relaciones laborales en Turquía, Egipto, Colombia y muchos otros países.
La opresión ejercida por las autoridades genera un entorno propicio para otros crímenes, incluido el asesinato. En Filipinas, donde se arresta a los trabajadores por hacer huelga, el Gobierno y otros actores persiguen a los sindicalistas, los tildan de terroristas y los convierten en blanco de ataques, lo que ha llevado a la muerte de varios de ellos.
Desafortunadamente, la lista de los sindicalistas perseguidos es demasiado extensa, tal como se destaca en el Índice Global de los Derechos de la CSI sobre violaciones de los derechos de los trabajadores, publicado cada año, cuyos datos más recientes demuestran que estos abusos se encuentran en un máximo histórico.
A pesar de ello, lo que sí sabemos es que las campañas de solidaridad internacional para liberar a los sindicalistas encarcelados funcionan. En 2017, por ejemplo, 35 sindicalistas bangladesíes fueron encarcelados como parte de la represión gubernamental, alentada por empresarios locales, en contra de la sindicalización. Al presionar al Gobierno, así como a las marcas que se abastecen en este país, una campaña internacional logró la liberación de todos los sindicalistas.
Atle Høie, el secretario general de IndustriALL, expresó:
“Tenemos que apoyar a nuestros compañeros y compañeras encarcelados y seguir ejerciendo presión, tanto sobre los Gobiernos opresivos como sobre las empresas multinacionales que se abastecen de países donde se violan los derechos de los trabajadores. Debemos asegurarnos de que la diligencia debida en materia de derechos humanos incluya los derechos de los trabajadores y que las empresas rindan cuentas por los abusos cometidos en sus cadenas de suministro”.