20 junio, 2024La industria textil y de la confección, un sector importante que emplea a más de 400 millones de personas a nivel global, se enfrenta a cambios significativos debido al cambio climático y a la “Twin Transition”, la combinación entre las transiciones hacia un mundo más digital y uno más sostenible. Los desafíos que enfrentan los trabajadores textiles y lo que se necesita para garantizar una Transición Justa en medio de estos cambios fue el tema de un seminario web organizado por IndustriALL Global Union, el Centro de Transición Justa de la CSI e industriAll Europe el 18 de junio.
Partes interesadas de la Comisión Europea, la OIT, el gigante sueco de la confección H&M y sindicalistas de todo el mundo intercambiaron sus puntos de vista sobre una industria textil y de la confección cambiante, en la que el foco principal ha pasado de las preocupaciones por la salud y la seguridad, tras el derrumbe de Rana Plaza, al abordaje del cambio climático y el auge de la moda ultrarrápida a través de la sostenibilidad y la circularidad.
Cada vez más gobiernos y marcas están adoptando objetivos de circularidad y sostenibilidad, así como introduciendo medidas relativas a recursos importantes como el agua y la energía. Este cambio a favor de la ecología suele ir acompañado de nuevas tecnologías que modifican las funciones de los puestos de trabajo y exigen nuevas competencias. Sin embargo, las personas solo podrán adquirir nuevas competencias y acceder a estos nuevos empleos “verdes y digitales” si existen sistemas de capacitación para los puestos de trabajo del futuro.
Mikael Garellick, asesor principal de la Comisión Europea en el sector textil, destacó el doble papel de la UE como gran exportador e importador de productos textiles y de confección. La estrategia textil de la UE contiene 16 textos legislativos comunitarios que afectarán a todos los productos textiles comercializados en el mercado europeo. Esta nueva legislación, al igual que la introducción de normas de diseño ecológico y la prohibición de destruir la ropa que no se venda, es un paso hacia la sostenibilidad y espera transformar la fabricación textil en todo el mundo.
Casper Edmonds, jefe de la Unidad de Industrias Extractivas, Energía y Manufactura, punto focal para la economía circular en la OIT, hizo hincapié en que las soluciones deben centrarse en el ser humano y en la necesidad de dar prioridad a las personas en la industria, garantizando que los trabajadores sigan siendo parte de su futuro. Existe el riesgo de que el cambio hacia una industria orientada a los servicios provoque la pérdida de puestos de trabajo en lo que ahora son sectores sólidamente sindicalizados, lo que empujaría a los trabajadores hacia entornos menos regulados.
“Corremos el riesgo de perder puestos de trabajo sindicalizados realmente buenos y tendremos que volver a luchar por nuestros derechos fundamentales",
expresó Casper Edmonds.
“Todos los trabajadores de la industria tienen derecho a un entorno de trabajo seguro y saludable, y las nuevas tecnologías traen consigo nuevos problemas en este sentido. Los sindicatos desempeñan un papel crucial y deben seguir sindicalizando, incluso a las personas que ocupan los puestos de trabajo creados por la economía circular”.
La organización sindical es crucial, especialmente para los empleos recién creados dentro de la economía circular. Las directrices de la OIT abogan por una cooperación total entre empleadores y gobiernos para garantizar los derechos y la seguridad de los trabajadores. Hannah Croner, del departamento de sostenibilidad de H&M, se hizo eco de esta opinión y fijó ambiciosos objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90 % de aquí a 2040.
La transición no debe exacerbar las vulnerabilidades existentes; la pobreza es un riesgo para la prosperidad en todas partes y abordarla es crucial si queremos un futuro verdaderamente sostenible. Las mujeres y los trabajadores migrantes, fundamentales para la circularidad, están particularmente en riesgo. La dirigente sindical bangladesí Kalpona Akter insistió en que necesitamos una transición que incluya salarios dignos y protección social para evitar que se agrave la pobreza.
Las percepciones regionales destacaron diversos desafíos. En Bangladesh, SM Morshed, de la Fundación OSHE, observó una falta de comprensión entre las partes interesadas. En la región de Oriente Medio y África del Norte, Diana Kaissy, experta en políticas, señaló algunos problemas, como la escasez de agua, que suponen un reto para la industria. Marta Zaldaña, coordinadora regional de sindicatos del sector textil de El Salvador, insistió en que las fábricas verdes no siempre equivalen a empleos verdes. En Nigeria, la prevalencia de la ropa de segunda mano supone una amenaza para la industria local, mientras que, tanto en Sudán como en América Latina y el Caribe, los derechos laborales y la escasez de agua siguen siendo problemas acuciantes.
“Una Transición Justa en la industria textil y de la confección requiere un enfoque polifacético. Las medidas ambientales deben ir acompañadas de medidas sociales que combatan la informalidad y garanticen una transición integral”,
declaró Diana Kaissy.
Para concluir el seminario web, el primero de dos sobre la Transición Justa en la industria textil y de la confección, Diana Junquera Curiel, codirectora del Centro para la Transición Justa de la CSI, declaró:
“El camino hacia una Transición Justa en esta industria es complejo y varía a nivel regional. Un esfuerzo unificado centrado en la sostenibilidad, los derechos laborales y el crecimiento inclusivo puede conducir a una industria textil y de la confección más equitativa y resiliente”.
Fotografía: Trabajadores en una fábrica de ropa en las afueras de la ciudad de Ho Chi Minh, Vietnam. © OIT/Aaron Santos