29 mayo, 2015Recientes informes de la OIT y de la OCDE revelan un cambio del modelo de empleo estándar a un mayor uso del trabajo precario. Esto está vinculado a un aumento de la desigualdad de ingresos.
Tanto en el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en Todos juntos: Por qué reducir la desigualdad nos beneficia a todos como en Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2015 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se hace un llamamiento a los gobiernos para que tomen medidas a fin de combatir el aumento de las desigualdades. La OCDE destaca que esas desigualdades son una amenaza para el crecimiento económico y alienta a sus miembros para que mejoren la calidad del empleo y afronten la desigualdad. La OIT insta a los responsables políticos a que extiendan los derechos laborales y la seguridad social a los trabajadores con formas menos seguras de empleo.
Los patrones de empleo han cambiado considerablemente en la última década. Los contratos de empleo estable, a tiempo completo, representan menos de uno de cada cuatro puestos de trabajo, y esa estadística no mejora notablemente. […] Además, el incremento del empleo informal, las modalidades de trabajo no declaradas y de carácter temporal, así como el trabajo a tiempo parcial involuntario, han contribuido a la ampliación de las desigualdades de ingresos, que se han registrado en la mayoría de los países en los dos últimos decenios”, Guy Ryder, Dirtector General de la OIT.
En ambos informes se afirma que la desigualdad de ingresos ha aumentado desde 2000. Y esta tendencia se ha agravado por la expansión del trabajo precario.
El informe de la OCDE muestra que hoy el trabajo no estándar (temporal, a tiempo parcial y por cuenta propia) representa un tercio del empleo en los países de la OCDE. Desde mediados del decenio de 1990, más de la mitad de todos los empleos creados en los Estados miembros de la OCDE han sido de trabajo no estándar. Más alarmante es la cifra presentada en Perspectivas sociales y del empleo en el mundo de la OIT: menos del 40 por ciento de los trabajadores asalariados están empleados a tiempo completo, de manera permanente, y hasta esa proporción parece que disminuye. Más de seis de cada diez asalariados en todo el mundo trabajan a tiempo parcial y tienen formas temporales de empleo. Las mujeres y los jóvenes representan una gran parte de estos trabajadores precarios.
Además de la inseguridad laboral, los trabajadores precarios tienen salarios más bajos y oportunidades de formación limitadas. Las tasas de pobreza son más altas entre los trabajadores temporeros y por cuenta propia y cada vez es mayor el número de trabajadores con empleos de baja calidad. El informe de la OCDE muestra que el trabajo precario puede convertirse en una trampa sobre todo para los trabajadores a tiempo parcial y por cuenta propia. El informe contradice la afirmación de las agencias de empleo temporal de que este tipo de trabajo es un trampolín para el empleo permanente. Afirma, en cambio, que en muchos países los trabajadores más jóvenes, en particular los que tienen contratos de trabajo temporal, tienen menos probabilidades de pasar a empleos más estables.