30 julio, 2014El desastre de la mina de Soma en Turquía en mayo de este año puso de manifiesto los horrores cotidianos de los mineros que se afanan profundamente en las entrañas de la tierra para que las ruedas de la vida moderna sigan girando como claro exponente.
Este homicidio industrial sensibilizó a la opinión pública mundial por la enorme cantidad de vidas perdidas y el cruel comentario del primer ministro turco, al afirmar que el destino de los trabajadores mineros es morir mientras luchan por su existencia.
Con frecuencia se dice que la minería es una ocupación peligrosa. A pesar de las numerosas precauciones que se toman, un medio de trabajo tan duro no se presta a la cooperación ideal. La estructura tripartita de la OIT se pone en entredicho en la industria minera, que representa el uno por ciento del empleo mundial, con 30 millones de personas. Al mismo tiempo, el sector supone el 8 por ciento de las muertes relacionadas con el trabajo, por lo que es una de las profesiones más peligrosas.
En razón de estos datos escalofriantes, la minería requiere, más que cualquier otra industria, inspecciones y medidas de seguridad constantes y regulares.
Principalmente, los accidentes en las minas se deben a la preocupación, casi obsesiva, de la industria por obtener beneficios, La ”competencia por el máximo provecho” es evidente en la industria minera, en la que se sacrifica con frecuencia la vida de los mineros en aras de los beneficios. Las estadísticas sobre las muertes, las lesiones y las enfermedades profesionales no lo dicen todo, ya que no incluyen el enorme sufrimiento humano asociado con la minería.
En lo que respecta a los accidentes relacionados con el metano, la minería de carbón es la más peligrosa, debido a la probable presencia de este hidrocarburo. El gas asfixiante tóxico puede resultar explosivo en altas concentraciones. Si bien los peligros de la minería son evidentes, sigue siendo sorprendente y chocante que sólo 27 países hayan ratificado el Convenio núm. 176 de la OIT sobre seguridad y salud en las minas. Entre los países en que la minería es importante y no figuran en la lista cabe citar Chile, que es el mayor productor de cobre del mundo, así como Australia, Canadá, la República Democratica del Congo, India, Turquía e Indonesia.
El número de muertos tiene potencial para adormecer los sentidos, como lo testimonia el comentario del primer ministro turco. Si en lugar de hablar guardamos silencio ante el mal, esa lista no disminuirá.
El Convenio núm. 176 de la OIT es fundamental para lograr el trabajo decente en la industria. Según el Convenio, se espera que los gobiernos creen un marco legislativo y reglamentario para proteger la salud y la seguridad de los trabajadores. Esto ha de lograrse requiriendo a los empleadores y a los trabajadores que cumplan las especificaciones del Convenio núm. 176. Además, se espera que las autoridades responsables mantengan una supervisión e inspección reguladoras de las minas adecuadas, y exijan la notificación de accidentes y el mantenimiento de estadísticas.
Como respuesta a la tragedia minera en Turquía y a la labor de la IndustriALL sobre seguridad y salud en las minas en todo el mundo, se requiere una estrategia global e integrada, incluida una amplia campaña mundial para exigir la ratificación del Convenio núm. 176 de la OIT y la aplicación de sus recomendaciones.
Necesitamos una fuerte cultura de seguridad y salud en la industria minera a todos los niveles. Y esa cultura sólo se logrará mediante sindicatos fuertes y una vigorosa negociación colectiva. Cuanto más fuerte es el sindicato más segura es la mina; los sindicatos salvan vidas.
Kemal Özkan,
Secretario general adjunto