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12 julio, 2019La Cámara de Diputados de Brasil aprobó el proyecto de reforma al sistema de pensiones, el 10 de julio. Las centrales sindicales refuerzan la importancia de luchar para que no lo aprueben en Cámara de Senadores.
La Cámara de Diputados aprobó el texto principal del proyecto de ley PEC 06/2019 para reformar la Seguridad Social. El Senado lo discutirá y votará en agosto. El texto establece cambios que aumentan la desigualdad de acceso a la jubilación.
Actualmente Brasil tiene dos vías para jubilarse: La primera, al alcanzar un tiempo mínimo de contribución, de 30 años para las mujeres y 35 para los hombres. La segunda, es al llegar a la edad mínima de 60 años para las mujeres y 65 para los hombres, con al menos 15 años de contribución.
El texto aprobado elimina la primera opción y mantiene la segunda, con modificaciones. Aumenta la edad mínima de las mujeres a 62 años (con 15 años de contribución) y 65 años para los hombres (con 20 años de contribución).
El valor que recibirán es el 60% del promedio de todas las contribuciones. Para jubilarse con el 100%, deberán efectuar 40 años de contribuciones.
Tal como explica el economista francés, Thomas Piketty, en un artículo de “Valor”, el problema es que los ciudadanos que hoy se jubilan por la primera vía suelen ser trabajadores pobres. Comienzan a trabajar a una edad muy temprana en empleos precarios e informales, y con el nuevo sistema no podrían contar con los años necesarios de contribución para jubilarse.
Afortunadamente, una de las peores propuestas del proyecto no se aprobó. Buscaba eliminar el actual sistema solidario de reparto, para adoptar un régimen de capitalización individual, por el cual la jubilación de un trabajador dependería solo de lo que pudiera ahorrar durante su vida.
Según las centrales sindicales de Brasil, fue la lucha del movimiento sindical la que impidió que se retirara dicho artículo del texto final de la reforma. Por ello, aseguran que no es momento de darse por vencidas. Por el contrario, es momento de reforzar la lucha para que el Senado no apruebe el proyecto.
“La mayoría de los diputados que votaron a favor de la reforma, son los mismos que aprobaran el golpe contra la ex presidenta Dilma Rousseff. Son quienes legalizaron la precarización en Brasil, mediante una reforma laboral que permite la tercerización sin límites y el fin del contrato colectivo.
La reforma es un nuevo golpe contra la clase trabajadora. Le saca a los pobres para darle a los ricos y al sistema especulativo financiero. Implica más años de trabajo y de aportes, con menos renta. ¡Una vejez sin dignidad!”
dijo el secretario regional de IndustriALL Global Union, Marino Vani, y agregó:
“El gobierno mintió porque decía que ayudaría a que Brasil fuera menos desigual y más equitativo en sus políticas sociales. Apoyamos a los trabajadores para que continúen su lucha para terminar esta injusticia.”