5 enero, 2017IndustriALL Global Union pide poner fin de inmediato a la persecución de trabajadores y trabajadoras de la confección, dirigentes y activistas sindicales en Bangladesh, emprendida por una siniestra ola de represión que han puesto en marcha las autoridades gubernamentales.
En un alarmante paso atrás para el sector laboral de la confección en Bangladesh, se ha registrado en las últimas dos semanas una ola de represión policial, resultando detenidos por lo menos 11 dirigentes sindicales y defensores de los derechos laborales. El gobierno está aplicando la Ley de Poderes Especiales de 1974, decreto de emergencia que se había introducido en tiempos de guerra. Los once detenidos incluyen a siete miembros de tres sindicatos afiliados a IndustriALL en Bangladesh, la BGIWF, la SBGWF y la BIGUF.
Mientras tanto, más de 1.600 trabajadores/as han sido suspendidos y la policía ha presentado cargos contra 600 trabajadores/as y dirigentes sindicales.
La represión gubernamental se ha endurecido tras las huelgas en el distrito de Ashulia de la capital de Bangladesh, Dhaka, el 12 de diciembre, donde los trabajadores/as exigían un aumento del salario mínimo de US$68 a US$190 mensuales.
Los propietarios de las fábricas han adoptado una postura firme, negándose a aumentar los salarios, a pesar de que figuran entre los más bajos del mundo. Al mismo tiempo, aumenta vertiginosamente el costo de la vivienda, de productos básicos y de la atención médica.
En represalia por las huelgas, la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Prendas de Vestir de Bangladesh (BGMEA) suspendió la producción en 59 fábricas, y los propietarios dieron de baja arbitrariamente a más de 1.600 trabajadores y trabajadoras.
Dos fábricas afectadas por las huelgas, Windy Apparels Ltd y Fountain Garments Ltd, han presentado denuncias penales contra 239 trabajadores/as, en tanto se ha sabido que el Grupo Hemeem ha procedido del mismo modo contra unos 1.000 trabajadores/as.
Se ha informado a IndustriALL que muchos trabajadores y trabajadoras de la confección ahora temen volver al trabajo. Algunos trabajadores/as incluso han regresado al campo para escaparse de la persecución policial. La mayoría de las oficinas locales de los afiliados de IndustriALL en Ashulia han sido cerradas o destruidas.
El Consejo de Sindicatos de IndustriALL en Bangladesh ha pedido la liberación inmediata de todos los detenidos y que se retiren todos los cargos de la policía contra los trabajadores/as y dirigentes sindicales. El Consejo ha pedido también que la Organización Internacional del Trabajo organice una reunión con la BGMEA.
IndustriALL, junto con otros sindicatos y grupos de campaña, dirigió una carta conjunta a las marcas que adquieren productos de las fábricas de Bangladesh, instándoles a contactar al gobierno de Bangladesh para poner en libertad a los dirigentes sindicales detenidos, retirar los cargos contra ellos, y dejar de acosar a los dirigentes sindicales y a los activistas de los derechos de los trabajadores/as.
Bangladesh tiene terribles antecedentes de ataques contra sindicatos independientes y activistas sindicales, incluyendo golpizas, tortura y amenazas de muerte. En 2012, se encontró brutalmente asesinado el activista Aminul Islam. Human Rights Watch y otros observadores cuentan con firmes motivos para sospechar que las fuerzas de seguridad de Bangladesh participaron en su asesinato.
Por su parte, Valter Sanches, Secretario General de IndustriALL, afirmó:
No se puede permitir que continúe esta ola de represión contra sindicalistas y trabajadores y trabajadoras del sector de la confección de Bangladesh. IndustriALL exige que el gobierno ponga de inmediato en libertad a los dirigentes y activistas sindicales detenidos y que retire los cargos penales contra cientos de trabajadores y trabajadoras de la confección. La represión gubernamental no les hará callar, ni a ellos ni a nosotros. Los trabajadores y trabajadoras de la confección cuentan con el derecho fundamental de organizarse en sindicatos y se les debe pagar un salario digno. Si no puede tratar de manera humanitaria a su fuerza de trabajo, el gobierno corre el riesgo de perder su valiosa industria de la confección.