9 abril, 2020IndustriALL Global Union se contactó con sindicatos afiliados que tienen miembros del sector petrolero para determinar de qué manera la industria y sus sindicatos están respondiendo a la crisis del coronavirus.
En la mayoría de los países, la industria petrolera se considera un sector central y no está sujeta a cierres obligatorios. Sin embargo, el confinamiento mundial y la resultante caída de la actividad económica han reducido la demanda de forma drástica.
Además, ha habido una caída dramática en el precio del petróleo, tanto como consecuencia de la reducción de la demanda como de la tensión geopolítica debida a otros motivos. Sin embargo, los precios del petróleo fluctúan y pasarán varios meses antes de que se conozca el efecto sobre el empleo.
IndustriALL se comunicó por escrito con todas las empresas con las que tiene acuerdos marco globales y les pidió que trabajen junto con los sindicatos para proteger la salud, la seguridad, el empleo y los ingresos de los trabajadores. ENI y Equinor, en su respuesta, describieron su reacción a la crisis y se comprometieron a trabajar con sus sindicatos.
Existen diferencias significativas de región a región y entre las empresas, pero en general las empresas petroleras muestran dos tendencias distintas:
- Las empresas petroleras han mantenido la producción y protegido al personal básico, a veces con generosas asignaciones por trabajar en situaciones difíciles. Sin embargo, cortaron las relaciones con los contratistas. Dado que el 82 % del trabajo en el sector proviene de mano de obra contratada, esta situación está teniendo un efecto devastador, ya que muchos han perdido sus ingresos.
- En general, se tomaron decisiones sin consultar a los sindicatos.
Una excepción es Noruega, donde se llegó a un acuerdo nacional entre los sindicatos y las organizaciones de empleadores, a través del marco existente de KonKraft, para evitar despidos permanentes al mantener la actividad. Las estrategias para resolver los despidos temporales incluyen la mejora de la investigación y el desarrollo.
En Rusia, la mayoría de los trabajadores no manuales de Lukoil están trabajando de forma remota, pero, aunque la empresa planea reducir la producción, el trabajo continúa con equipos de protección personal (PPE) adicionales y medidas para combatir la propagación del virus.
El Sindicato de Trabajadores de Australia solicitó que los operadores brinden apoyo financiero continuo a los trabajadores contratados y que todos los trabajadores reciban su salario durante la cuarentena. Esto ha tenido mucho éxito, con la notable excepción de Woodside, que dejó a 1000 trabajadores sin pago.
En Nigeria, NUPENG representa a los trabajadores en la red de distribución, incluidos los conductores de camiones cisterna y los trabajadores de estaciones de servicio. Los miembros del sindicato están entregando desinfectante de manos, máscaras y guantes a los depósitos. Algunas empresas han renunciado a los contratistas, y NUPENG espera muchas pérdidas de empleos durante el próximo año.
En Estados Unidos, el efecto sobre los trabajadores hasta ahora ha sido mínimo, y United Steelworkers (USW) negoció cambios en los horarios para reducir la exposición. El USW también está presionando para que se realicen controles de salud y de temperatura en las plantas.
En Marruecos, los sindicatos se unieron para presionar por un fondo de gestión de la pandemia, compuesto por contribuciones de empleadores y trabajadores a la seguridad social, para pagar a los trabajadores afectados. Los sindicatos también están pidiendo una prórroga en el pago de las deudas.
En Irak, tras recibir exigencias sindicales, las empresas petroleras cambiaron los patrones de turnos laborales en los yacimientos petrolíferos para minimizar el contacto. El sindicato produjo videos educativos para los miembros y llegó a un acuerdo para que los salarios de los trabajadores contratados no se vean afectados.
En Brasil, la crisis de la COVID-19 se desató poco después de la gran huelga de Petrobras. La empresa y sus 63.000 trabajadores se han visto gravemente afectados. Los sindicatos están profundamente preocupados por la manera en que el presidente Bolsonaro está minimizando la crisis.
La directora del sector energético, Diana Junquera Curiel, declaró:
“Nos enfrentamos a una situación sin precedentes. A corto plazo, tenemos que proteger la vida y el sustento de los trabajadores del sector. A largo plazo, debemos prepararnos para los enormes cambios que traerá esta crisis que se está desarrollando”.
“En este momento difícil, debemos compartir información entre nosotros y actuar en solidaridad. Juntos podemos superar esto”.
- Imagen cortesía del Sindicato de Trabajadores de Australia