19 septiembre, 2024El 16 de septiembre, miles de trabajadores de toda Europa salieron a las calles de Bruselas para exigir medidas urgentes para proteger los empleos y garantizar una Transición Justa en la cambiante industria automotriz. Conversamos con Georg Leutert, director del sector en IndustriALL Global Union, que nos explicó el impacto global del cambio a los vehículos eléctricos y por qué esta manifestación es importante para las y los trabajadores de todo el mundo.
Esta medida de protesta surgió tras el reciente anuncio de parte de Volkswagen de suspender sus acuerdos en materia de empleo y convenios colectivos. Organizada por IndustriALL Europe y la Confederación Europea de Sindicatos (CES), la manifestación reunió a trabajadores, dirigentes sindicales y partes interesadas del sector para poner de relieve los crecientes retos a los que se enfrenta la industria, especialmente a medida que las empresas optan por los vehículos eléctricos (VE) y se enfrentan a presiones económicas cada vez mayores.
Georg Leutert hizo hincapié en que la industria automotriz se encuentra en un punto de inflexión crítico y que las y los trabajadores deben estar en el centro de esta transformación.
“La decisión de Volkswagen supuso un golpe duro, sobre todo teniendo en cuenta la reputación de la empresa como referente en materia de relaciones laborales. Esto pone de manifiesto la enorme presión a la que están sometidas las empresas del sector, sobre todo debido a la transición de los motores de combustión interna a los vehículos eléctricos. Las dificultades financieras, agravadas por la pérdida de cuota de mercado, sobre todo en China, pero también en Europa, se están trasladando a la mano de obra, lo cual es inaceptable”.
A medida que la industria avanza rápidamente hacia la electrificación, impulsada por los objetivos climáticos y las nuevas tecnologías, sus trabajadores están cada vez más preocupados por la seguridad laboral y las condiciones de trabajo. La manifestación de Bruselas fue un poderoso recordatorio de que el futuro de la industria automotriz no se puede construir a expensas de los trabajadores.
“China está liderando la revolución de los vehículos eléctricos, tanto en términos de tecnología como de costos, y los fabricantes europeos están luchando por seguirle el ritmo. La transición a los vehículos eléctricos es inevitable si queremos cumplir nuestros objetivos en relación con el cambio climático, pero no podemos ignorar el hecho de que este proceso está ejerciendo una enorme presión sobre los fabricantes de automóviles tradicionales y, a su vez, sobre sus trabajadores”,
explicó Georg.
El éxito de las recientes negociaciones laborales en EE. UU., donde United Auto Workers (UAW) negoció con éxito la inclusión de las nuevas fábricas de baterías en los convenios colectivos nacionales, garantiza que quienes se trasladen de las fábricas de motores a las instalaciones de producción de baterías mantengan sus salarios y prestaciones.
“Necesitamos más ejemplos como estos de Transición Justa”
afirmó Georg.
“Las y los trabajadores forman parte de esta transformación, tanto si se trasladan a nuevas fábricas de baterías como si se adaptan a otros cambios de la industria, y merecen conservar sus derechos y protecciones. Esta debería ser la norma, tanto en Europa como en el resto del mundo”.
En el corazón de la manifestación hay una preocupación más amplia: el riesgo de que las empresas automotrices tradicionales, que durante mucho tiempo han mantenido unas normas laborales estrictas, pierdan terreno frente a nuevos actores de la industria que ofrecen condiciones menos favorables. Empresas como Volkswagen han sido modelos de diálogo social y cogestión, donde las y los trabajadores tenían un lugar en la mesa de negociación a través de comités de empresa globales y convenios colectivos. Lo preocupante es que el auge de las firmas recién llegadas, que son contrarias a los sindicatos, pueda socavar estas prácticas tan arraigadas.
“La estructura de diálogo social de Volkswagen es excepcional, ya que los trabajadores de todo el mundo tienen línea directa con la dirección de la empresa”,
expresó Georg.
“Debemos asegurarnos de que los sindicatos continúen teniendo una presencia fuerte en toda la industria, tanto en empresas establecidas como Volkswagen como a nivel mundial. De no ser así, los progresos que protegen a los trabajadores en tiempos de cambio podrían estar en peligro a medida que las culturas antisindicales adquieran mayor protagonismo”.
Mientras la industria automotriz sigue evolucionando, la sindicalización de los trabajadores de los sectores emergentes, incluida la producción de vehículos eléctricos, es crucial para preservar los derechos laborales. Muchas de las nuevas empresas del mercado de la movilidad, sobre todo las tecnológicas y las startups de vehículos eléctricos, no están sindicalizadas y son hostiles a estas organizaciones, lo que supone un reto importante para el movimiento sindical.
“Estamos viendo demasiadas empresas en el sector automotor que están completamente faltas de representación sindical, especialmente en áreas más nuevas como la producción de vehículos eléctricos”,
advirtió Georg.
“Tesla, por ejemplo, es notoriamente antisindical, y las empresas de tecnología que entran en el mercado de la movilidad están siguiendo su ejemplo. Tenemos que actuar ya, sindicalizar a los trabajadores de estos sectores es esencial para garantizar unas normas laborales justas en el futuro”.
Fotografía: IndustriALL European Trade Union