16 noviembre, 2016Blogs del director de sostenibilidad de la IndustriALL, Brian Kohler, sobre el 15 de noviembre, noveno día de la vigésimo segunda Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP22), en Marrakesh (Marruecos).
El segmento de alto nivel (político) de la COP está ahora en pleno apogeo, participando los ministros y jefes de estado en las deliberaciones, después de sus asesores y burócratas.
Tienen que resolver numerosas cuestiones, incluidos los niveles de ambición, la reforma de las subvenciones a los combustibles fósiles, la energía renovable y, naturalmente, la financiación. La financiación es siempre un asunto controvertido en todos los acuerdos, pero ha habido una sorprendente falta de entusiasmo para resolver los aspectos de la financiación del Acuerdo de París.
Los sindicatos fueron invitados a hablar en una reunión de alto nivel sobre la transición económica sostenible y la diversificación económica. La secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Sharan Burrow, aprovechó la oportunidad para agradecer a las Partes su reconocimiento de los sindicatos y de la CSI, y por aceptar el establecimiento de un grupo de expertos técnicos sobre transición justa. Hizo hincapié en nuestra demanda de participar en la concepción y aplicación de planes nacionales de transición justa y en que los empleadores hagan inversiones adecuadas para una transición suave a un futuro sostenible.
Mientras tanto, se cierne sobre las conversaciones la posibilidad de que Donald Trump pueda anunciar la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París y, por supuesto, de la propia CMNUCC (la Convención Marco de las Naciones sobre el Cambio Climático). Esto en un momento en que 2016 lleva camino de ser el año más cálido, a nivel mundial, de la historia.
La credibilidad importa, incluso para un país tan grande y poderoso como Estados Unidos. Si, efectivamente, Estados Unidos renegara de sus compromisos, enviaría el fuerte mensaje a la comunidad internacional de que las promesas de Estados Unidos no significan nada y se pueden cambiar a su antojo. Con numerosos acuerdos internacionales sobre la mesa en relación con el comercio, la tecnología y otros asuntos, los líderes mundiales pueden también preguntarse si la firma de Estados Unidos en cualquier documento es fiable.