25 agosto, 2015Sindicalistas de los sectores textil, manufacturero y de la construcción de Australia han descendido hoy a la sede de Melbourne del fabricante de condones y guantes Ansell para exigir un mejor trato a los trabajadores en Sri Lanka.
Ansell está librando una guerra de desgaste contra 300 trabajadores de Sri Lanka pobres, la mayoría mujeres, que fueron despedidos por declararse en huelga en una de sus fábricas.
El sindicalista Anton Marcus, del afiliado a la IndustriALL Global Union, la Unión de Empleados de Zonas Francas y Servicios Generales de Sri Lanka, se dirigió a los manifestantes en defensa de los trabajadores despedidos.
El Sr. Marcus, a quien denegaron el visado las autoridades australianas el año pasado, dijo que lo único que deseaban los trabajadores era el derecho a negociar por medio de su sindicato.
“Esas mujeres tienen muy poco, así que cuando la empresa australiana reduce su salario, al tiempo que aumenta las cuotas de producción, han tratado de ejercer su derecho a negociar colectivamente por medio del sindicato local”, dijo el Sr. Marcus.
“La empresa ha realizado un beneficio de cerca de 200 $ EE.UU. el año pasado, pero quería hacerse con unos centavos por hora de esas mujeres pobres.”
El secretario general adjunto de la IndustriALL Fernando Lopes dijo:
“Ansell no puede esperar que su trato inhumano de los trabajadores de Sri Lanka pase desapercibido. Este problema no va a desparecer, y el apoyo a los trabajadores despedidos está creciendo en el mundo entero.”
La IndustriALL ha obtenido apoyo de solidaridad internacional a la campaña por la readmisión de los 300 trabajadores de Sri Lanka y aborda abusos similares de los trabajadores malasios por Ansell, inclusive de afiliados de Australia, Estados Unidos y Brasil.
Hechos:
Ansell obtuvo un beneficio de 187 millones $ EE.UU. el último ejercicio económico, cuadruplicando el del año anterior.
Ansell es el mayor fabricante de condones del mercado australiano, con marcas populares como Lifestyle y su SKYN de “próxima generación”.
Los trabajadores de Ansell despedidos, a los que se pagaba menos de 80 c por hora, trabajaban en condiciones tan malas que se veían obligados a hacer sus necesidades en los lugares de trabajo, ya que de lo contrario no podían lograr sus objetivos de producción.
Los trabajadores despedidos de Ansell en Sri Lanka estaban obligados a trabajar todos los días de la semana, incluidos sábados y domingos, sin cobrar horas extraordinarias.